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@solitalo

Cuando el pueblo judío estaba cautivo en Egipto, todo aquello que sabían de los ángeles sufrió influencias de los egipcios, persas y babilonios. Lo que para los hebreos eran ángeles, para los egipcios eran los dioses. En el panteón Musulmán encontramos la cita sobre Azrael y Djibril y su correspondencia con Rafael y Gabriel.

Los caldeos y otros pueblos de la antigüedad creían en dioses buenos y malos. La magia angélica tiene su origen en Babilonia, de donde pasó a Egipto y de allí lo tomaron los hebreos. Por último llegó a nosotros a través del cristianismo. Pero fueron los Egipcios quienes comenzaron a utilizar nombres mágicos como parte de sus oraciones en los rituales de magia: quema de mirra, incienso, talismanes.

Los hebreos tomaron elementos de los rituales egipcios y los enriquecieron con elementos de la cábala. La magia hebrea sobrevivió dentro del imperio islámico. Quizás porque los ritos caldeos fueron conservados a través de su folclore.

No solo preservaron la magia angélica, sino que exportaron a otras regiones del mundo (que habían conquistado) todo el conocimiento angélico. Los escritos de magia angélica se extendieron por el norte de áfrica y España. La primera traducción al latín de los textos mágicos árabes y arameos fue realizada entre el siglo X y XII por los judíos españoles en la escuela de Traductores de Toledo y los miembros del clero católico de España y Francia.

La difusión de la magia angélica en la tradición cristiana comenzó en el año 967 por un monje italiano llamado Gervasio, sin embargo aunque se transformó en algo común en el clero católico, no era aceptado por la máxima jerarquía católica. Incluso hacia principios del siglo XIV fue considerada una práctica herética.

En 1314 el Papa Juan XXII promulgó una Bula condenando a ocho clérigos por utilizar las “negras herramientas de la nigromancia, la geomancia y otras artes similares y por poseer libros referidos a ellas. Por haber consagrado ciertos elementos como espejos, e imágenes de acuerdo a las ceremonias acusadas y porque colocándose en el centro de un círculo invocaron a entidades divinas.”

En 1326 promulgó otra Bula en la que amenazaba con la excomunión a todo aquel que practicara la magia angélica o la alquimia. La magia con ángeles quedaba así erradicada de la Iglesia.

Lic. Ana Liguori