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@solitalo

«Yo soy la luz del mundo…» decía Jesús. Las luz del mundo es el sol, pero Cristo es infinitamente más que el sol. Más allá de la luz visible del sol físico, existe otra luz que es la verdadera luz del sol, el espíritu del sol. Es de esta luz de la que hablaba Jesús y con la cual se identificaba. Y de la misma manera que la luz nos permite ver los objetos del plano físico con nuestros ojos físicos, la luz interior, la luz de Cristo, nos da acceso a la visión del mundo divino.

Debemos intentar acercarnos a esta luz, debemos aprender lo que ella es, debemos aprender cómo vivir con ella, en ella, cómo trabajar con ella diariamente para tomar ínfimas partículas de ella y condensarlas en nosotros… hasta el momento en que seamos capaces de proyectarlas como unos rayos sobre los seres y los objetos del mundo invisible, los cuales entonces, nos aparecerán en su sublime realidad.

Omraam Mikhaël Aïvanhov