@solitalo

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Del sol no sale fuego ni calor sino energía-luz de alta frecuencia vibratoria. Únicamente, después que la radiación del sol penetra dentro de la Tierra, se convierte en calor.

La sustancia electrónica del sol se expande a todo el sistema solar.

Claro que no estamos hablando del Gran Sol Central sino de este cercano a nosotros. En el espacio exterior, existe una radiación muy grande. Los aparatos terrestres son un poco arcaicos; por lo tanto, cuando se encuentran con tan alta radiación, sus sensores traducen esto, desconocidos para ellos, como temperatura.

Además, en los primeros tiempos, muchos aparatos se fundieron, lo cual sucedía porque sólo la armonía reina en el espacio. Los metales de poca radiación no resisten las altas frecuencias vibratorias sino solo los de alta radiación como, por ejemplo, el oro. La experiencia llevó, a los científicos terrestres, a creer que en el espacio y cerca del sol, había altísimas temperaturas.

Para solucionar tal situación, nosotros, desde “Arriba”, proyectamos la idea de que utilizaran, oro en sus satélites, ya que el oro es el único material capaz de no haberse afectado por la radiación del sol. Actualmente, los científicos de la Tierra cubren con un fino papel de oro las partes delicadas de aviones y satélites. Si en realidad existiera tal calor, ¿No les parece que el oro con que recubren sus satélites y cohetes espaciales no se habría derretido en seguida? ¿Por qué, entonces, no se derrite? Porque no existe tal calor.

Lo que si resulta cierto es que toda forma atómica o física que se vaya acercando al sol tiende a disolverse; pero no por calor sino por la elevación de la frecuencia vibratoria del objeto. Esa actividad se intensifica hasta que el objeto llega a fundirse con la esencia electrónica universal.

Fuente: yosoylarevoluciondelcristo.blogspot.com