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@solitalo

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Libres de la gente

-¡Ladran Sancho! Señal que cabalgamos

1. Elecciones engañosas

Ser libre de la gente no quiere decir encerrarnos en una burbuja y no tener contacto con nada que tenga que ver con las personas, sino elegir con quiénes hemos de relacionarnos. La mayoría de los problemas que se nos presentan a diario son interpersonales: una discusión con un jefe, un entredicho con nuestra pareja antes de salir para el trabajo, una negativa que debimos darle a nuestros hijos, un intercambio de palabras con un profesor; siempre hay
individuos involucrados.

Tanto sea en el conflicto como en la solución de los inconvenientes, habrá personas de por medio. Hasta en las mismas emociones que vivenciamos y que recordamos, buenos y malos momentos, hay personas
involucradas. Las heridas tienen un rostro y ese rostro tiene
un «nombre». Sin embargo, ninguno de estos recuerdos ni emociones que vienen a nuestra mente debe ser un impedimento para alcanzar nuestros sueños. El ser humano es un ser social, y como tal, necesita relacionarse con pares.

El hecho es que muchas veces fallamos, confiamos y nos apegamos a
personas que no sumarán, sino que, por el contrario, tratarán por todos los medios boicotear nuestro sueño. Por eso es que podemos decir «dime con quién andas y te diré adonde llegarás». Nuestra meta es poder elegir eficazmente a quienes nos acompañarán en el camino hacia nuestros sueños. Son las conexiones y personas de oro que potenciarán nuestras capacidades al ciento por ciento.

2. Voces extrañas

La comunicación es parte esencial de nuestra vida, todo el tiempo estamos comunicándonos con los otros, y la mayoría de las veces lo hacemos a través de las palabras. Si llegamos a una estación de servicio y necesitamos cargar combustible, le pediremos a la persona que trabaja en ese lugar que lo haga, si necesitamos dar una orden en el lugar de trabajo se requerirá de un emisor y de un receptor que den y reciban esa orden… Y así podemos seguir dando ejemplos: la maestra necesita tener a alguien a quien enseñar para poder ser y sentirse «docente»; de lo contrario, sin receptores, el conocimiento quedará solamente en ella.

Así es como funciona la comunicación: uno habla y otro escucha y recibe la información. No siempre será un diálogo, a pesar de que seamos dos o más personas las que estemos involucradas en la conversación: podrá ser también un monólogo si ninguno está registrando las palabras del otro (y entonces todo quede en la nada) o tal vez, todo lo contrario, y entonces habrá a partir de la
devolución, un intercambio de palabras, opiniones, conceptos, verdades y mentiras que podrán determinar las decisiones que tomaremos.

Sin darnos cuenta, muchas veces le damos a la voz de los demás un valor y una estima que no merecen y así es como lejos de ser ésta un consejo o una bendición, se transforma en un trastorno o en un obstáculo inmenso, en una creencia que a la que hay que refutar.

Para evitar la confusión, deberíamos reflexionar. Si permanentemente escuchas las voces exteriores, el mensaje que terminarás por recibir será:

• No lo vas a lograr
• Con dinero en la mano eres un peligro
• Eres incapaz, nunca te preparaste
• No sabes cómo ganarte la vida

Claro que esas son frases y creencias falsas que tomaste por verdaderas y entonces te hicieron pensar que nada de lo que te propusieras serías capaz de alcanzar. El único ser que podrá limitar lo que eres capaz de alcanzar eres «tú mismo». Nadie está en condiciones de cuestionar ni juzgar ni tu potencial ni tus capacidades. Sólo a partir del momento en que cada persona toma el control de su propia vida es capaz de determinar sus errores y sus éxitos y entonces está en condiciones de refutar y cuestionar todas aquellas palabras que durante tanto tiempo lo han frenado y lo han
llevado a vivir en un lugar de letargo y frustración.

Hoy, siendo libre de estas falsas verdades, podemos comenzar un proceso de desintoxicación mental, emocional y espiritual para disponernos a ser la mejor y única versión de nosotros mismos.
A partir de esta nueva posición, de este nuevo «yo», conocerás la verdad y la verdad te hará libre de la gente, de las circunstancias y de aquellas verdades que no lo son.

Tiger Woods, antes de ser el primer campeón de color del golf, tenía para escuchar dos voces: la de gente que le decía «nunca un hombre de color va a ser campeón de este deporte» y la de su padre, que le dijo «tú eres un campeón». Adivina a cuál le prestó atención. Tal vez pasaste años tratando de alcanzar la felicidad y el éxito de acuerdo a los parámetros de los otros, quizá luchaste por llevar a cabo objetivos que sólo beneficiaban a quienes estaban a tu alrededor pero que a ti no te conformaban. Quizá tu papá soñó con que fueses médico, y seguiste la carrera de medicina tratando de obtener la aprobación de él, sin darte cuenta de que en realidad era él quien anhelaba ser médico. Sin detenerte a pensarlo, probablemente avanzaste hacia metas que te interesaban muy poco.

Piensa por un instante:

• ¿Qué estás buscando?
• ¿Qué estás persiguiendo?
• ¿En qué estás usando tu tiempo?

Estos objetivos, ¿aportan y suman a tu felicidad, a tu bienestar emocional, físico y espiritual?, ¿o sólo estás corriendo por correr sin saber a dónde quieres llegar? El conocido Jorge Soros, el especulador más reconocido del mercado de divisas, le dijo a un periodista del Canada’s National Post: «Ser reconocido como filósofo me proporcionaría una satisfacción infinitamente mayor que mi
dinero» y al preguntarle el periodista si sería capaz de cambiar toda su fortuna a cambio de ese sueño, él contestó: «Pues sí, seguro.»

Cuanto menor tiempo sea el que dediques a escuchar las voces ajenas o extrañas, mayores serán los resultados que vas a acumular. Cuanto mayor sea el tiempo que le dediques a escuchar tu propia voz interior, cuanto más te detengas a observar tu reloj interno y a prestar atención a lo que dice tu corazón, mayores serán los éxitos
que vas a cosechar.

Las voces ajenas no saben de qué estás hecho, no conocen tu potencial ni lo ilimitadas que son tus fuerzas; tú mismo aún no lo sabes. Sólo cuando camines, corras y luches por tu pasión, por aquello que te quita el sueño, por lo que te quema por dentro, sabrás de qué estás hecho. La verdad está dentro tuyo y sólo a ti te corresponde ponerla en marcha.

«Tantas veces nos pasa que vivimos la vida encadenados y ni siquiera nos enteramos de que tenemos la llave del candado.» The Eagles

3. Lazos del alma vs. lazos mortales

Cientos de mandatos internos y externos irrumpen a diario, a cada momento, desde que nos disponemos a comenzar nuestro día; se trata de presiones externas, internas, reclamos y pedidos, tantos que de un momento para el otro te sientes angustiado por la sensación de que debes cumplir con cada una de las órdenes que has recibido, y eso es imposible.

Todo eso es peor aún si estas órdenes provienen de lazos afectivos: un amigo, tu pareja, un jefe, un líder o un familiar, de esos son vínculos asmáticos que fuiste entretejiendo y que ahora pasaron a definir y a decidir qué es lo mejor para ti y tu futuro.

Escuchas a todos los tuyos, a los de tu alrededor, inclusive las noticias de la televisión: voces, voces y más voces y lazos que se mezclan en tu mente, ejerciendo tal presión que confunden tus metas y tus sueños. Y así es como te sumerges en una carrera en la cual no
tienes en claro hacia dónde estás yendo ni qué es lo que estás buscando: ¿tu bienestar y tu éxito o la aprobación externa?

Son vínculos empalagosos, relaciones que aprisionan nuestra mente, voluntad y emociones de tal forma que no nos permiten diferenciar nuestro deseo del de los demás. Y así nos olvidamos de que para poder alcanzar la propia satisfacción y la tan preciada paz es vital que reconozcamos qué es lo importante y prioritario para nosotros.

E.E.Cummings decía: «Ser sólo tu mismo, en un mundo que hace lo posible, noche y día, para hacerte semejante a los demás, significa librar la batalla más difícil que cualquier ser humano pueda librar.» La mayoría de las veces confiamos más en los otros que en
nosotros mismos, de tal forma que somos capaces de desnudar nuestro interior frente a la mirada de los demás, esperando una respuesta que en realidad sólo a nosotros nos compete darnos. Le otorgamos tanto valor a la opinión ajena, le volcamos tanto afecto, que cuando no recibimos la devolución que esperábamos nos sentimos defraudados. Entonces lloramos, nos deprimimos, creemos que se nos cae el mundo y que no podremos confiar en nadie más, «sentimos que nos clavaron un puñal por la espalda» y nos olvidamos de que en ese vínculo intervinieron personas ante las cuales fue nuestra la decisión de develar nuestra alma.

Todas son personas que, como tú y yo, cometen errores. Y como sucede con todo error, lo mejor es que cuando ocurra aprendamos que las relaciones interpersonales necesitan tener un límite. Nadie podrá avanzar sobre ti si no le das autoridad y poder para hacerlo.

El límite muchas veces es entendido por los otros como una actitud antipática de nuestra parte; sin embargo aplicarlo nos evitará muchos malos momentos. Sólo tú podrás decidir quién entrará a tu círculo social más íntimo. Poner límites sanos a tus relaciones personales no sólo te va a ahorrar dolores de cabeza sino que también te proporcionará la libertad que necesitas para tomar aquellas decisiones que te acercarán cada vez más a tus sueños.

4. Vínculos sanos

Gran parte de nuestro diario vivir lo usamos en relacionarnos con los otros. Cuando estudiamos, trabajamos, viajamos, «vivimos», nos comunicamos con otros seres humanos, pero no con todos ellos establecemos vínculos.

El vínculo entre dos personas es un factor común que los une, ya sea un lazo familiar, laboral, afectivo o amistoso. Dentro de estos vínculos que establecemos están aquellos que nos afectan de manera positiva y aquellos que nos influyen desfavorablemente.

Hay quienes tienen como objetivo establecer vínculos con el único fin de obtener algún beneficio personal sin importar el costo o el efecto emocional adverso que ello pueda causarle a la persona involucrada en la relación. ¿Cuántas mujeres acaso no son seducidas por hombres que sólo buscan sacar provecho de esa situación y viceversa?

¿Cuántos quisieron ser amigos tuyos desde que se enteraron de que compraste una quinta y vas todos los fines de semana? ¿Cuántos viejos «amigos» recordaron tu número de teléfono cuando se enteraron del nuevo puesto que habías conseguido en la empresa? ¿Cuántos de los viejos familiares que hace años que no te llaman te invitan a comer desde que supieron que estabas teniendo éxito?

Con todos podemos comunicarnos; es de cortesía y gentileza responder a los llamados, lo que no quiere decir que debamos establecer «vínculos». Los vínculos personales sólo podrán afectarnos de acuerdo al límite que nosotros mismos les impongamos.

Sin embargo, sí tendremos que plantearnos como objetivo establecer vínculos y relaciones de oro que nos impulsen a llegar a nuestro éxito. Y cuando hablo de «oro» no me refiero a personas ricas monetariamente, sino a aquellas que saben que nuestro potencial es ilimitado y nos alientan para que nada nos frene para llegar a la meta. Hay un dicho popular que dice: «La familia te toca, los amigos se eligen» y es cierto: lo mismo ocurre con los mentores. La gente es importante, las multitudes son importantes: ellas serán quienes nos generarán nuevas posibilidades de éxito. Tal vez la persona que hoy acabamos de conocer sea una conexión de oro mañana, quien nos abra una nueva puerta laboral, nos genere una nueva oportunidad de negocios o tenga una idea o sugerencia acerca de cómo podemos resolver la dificultad en la que nos encontramos.

Cualquiera sea el ámbito en el cual te desarrolles, el buen trato y la disposición que establezcas sumarán a tu favor. Una buena forma de establecer «vínculos sanos» es el poder brindar soluciones a los que te rodean; es más agradable estar al lado de aquel que nos da soluciones o aporta ideas que de aquellos que generan problemas.

Ésto no significa que tengamos que tener la solución para todos los conflictos del mundo, pero sí que debemos intentar ayudar de una u otra manera a los que nos rodean. Ayudar no significa decirle al otro lo que tiene que hacer, sino darle una idea que pueda acercarlo a una posible solución.

La escritora Mary Oliver cuenta en su libro «Mockingbirds» este relato: «Había una vez una pareja de ancianos muy pobres que abrieron su hogar a unos extraños que llamaban a su puerta. Los pobres viejos no tenían ningún bien mundano que ofrecer a los inesperados visitantes, sólo su deseo de tratarlos solícitamente. Resultó que los huéspedes eran dioses que sorprendieron a sus anfitriones al decirles que aquella buena predisposición era el regalo más precioso que les podrían haber hecho unos simples seres humanos.»

¿A quién de nosotros nos gusta estar cerca de aquellos que a diario nos maltratan o no nos confieren el respeto que nos merecemos? Absolutamente a ninguno. Toda persona que desee establecer relaciones interpersonales sanas necesita:

• Tratar bien al otro
• Brindar la atención que el otro merece (sea quien fuese, desde el portero de la empresa hasta el gerente general)
• Establecer los límites necesarios que demande cada tipo de vínculo
• Conectarnos con lo bueno y lo mejor de cada persona: eso nos permitirá jugar el partido en equipo. Estamos en la «era de los equipos», los llaneros solitarios sólo ganan batallas en antiguas series de televisión

5. Los heridores profesionales

Demasiadas personas a menudo consideran que haber obtenido un master o un postgrado, o haber alcanzado un cargo de privilegio las habilita para lastimar, subestimar y desestimar otros en público. Ostentan sus títulos, su poder económico o su status sin darse cuenta de que la arrogancia y el maltrato se han apoderado de su trato con los demás.

¿Te pasó alguna vez que un trabajo al cual le habías dedicado horas y todo tu tiempo libre fue brutalmente menospreciado delante de todos tus compañeros? ¿Solían tus padres avergonzarte delante de tus amigos a raíz de las calificaciones que obtenías?

Por cierto, en algún momento de nuestra vida, todos hemos sido maltratados o avergonzados por nuestros padres, pares, jefes o superiores. El hecho es que este trato lastima, penetra y causa severas heridas y secuelas en la estima de la persona que las recibe.

Algunas personas son máquinas avasallantes, que no se detienen a separar el trigo de la cizaña; para ellas todo lo es mismo, todo está permitido, lo único que les importa es el provecho y la ganancia que podrán obtener de cada movimiento que ejecuten.

Son personajes tóxicos que a diario se empecinan en hacernos difícil nuestro diario vivir: «Si yo no puedo ser feliz, tú tampoco», retumba como eco en sus mentes. No viven ni dejan vivir. Pero eso era hasta hoy. Unas pocas líneas más abajo podrás leer los rasgos más sobresalientes de estas personalidades tóxicas y entonces serás capaz de identificarlas y de hacer algo aún mejor: al reconocerlas conseguirás ubicarte lo más lejos que puedas de ellas, ignorarlas y seguir tu camino. Descubrir sus movimientos te permitirá subir un escalón en el camino hacia la libertad.

Características de los heridores profesionales:

• Siempre tienen piedras en la mano: Son personas que estarán esperando la oportunidad en la que cometas un error para hacértelo notar y demostrar ante los demás que, si no hubiese sido por ellos, tu error hubiera desprestigiado a la empresa o hubiese puesto en peligro la ejecución de algún proyecto. Como es de esperar, harán su corrección en público. Estas personas sólo logran aumentar su figura si el otro merma o es descalificado, de lo contrario no saben cómo hacerse notar. Ahora bien: ¿quién puede afirmar que nunca erró, que nunca falló o tomó una mala decisión? Como le dijo Jesús a los que apedreaban a María Magdalena: «El que esté libre, que tire la primera piedra».Tú: ¿estás en condición de tirarla? Yo tampoco. Sin embargo, los herido-res profesionales se sienten intocables y con capacidad para ver la paja en el ojo ajeno que en el suyo propio, dejando así secuelas difíciles de sanar y restaurar.

• Siempre vigilan, esperando que lo malo suceda al fin: reclamos y «acuses de recibo» presentan a diario este tipo de personas. Son aquellas que tarde o temprano te pasarán factura por el favor o la palabra o la conexión que te ofrecieron. Se trata de personas tóxicas que no entendieron la ceremonia del Potlach, un ritual que, utilizado como corresponde, podría resultar beneficioso para nosotros. El Potlach es una antigua ceremonia que celebraban los indios nutras, la cual consistía en abrumar a alguien a base de regalos. El Potlach, dentro de los límites razonables, tenía su utilidad.

Claro que no es el caso de los heridores profesionales, de esa gente que vive y disfruta del fracaso y del dolor ajeno para poder brillar y tomar protagonismo. Estos heridores profesionales son aquellos que no festejarán contigo tus éxitos, y, lo que es peor, pronosticarán que si algo te salió bien pronto alguna fatalidad va a desatarse. Hay un dicho popular que dice que si te ríes mucho el día viernes, algo malo va a pasarte el fin de semana. Así es como piensa esta gente: anuncia desgracias, tragedias, huracanes, tratando de robarte la felicidad que tienes o que alcanzaste al haber abrazado la felicidad o el éxito.

Son personas que no saben de arrepentimiento ni de perdones. En su vocabulario no se encuentran las palabras: perdón, disculpas, lo siento. Sus decisiones son inmutables e inamovibles.Prefieren continuar con su razón, sea cual fuese resultado que sus palabras o sus actos puedan producir en los otros. Son conocidos por ser «los dueños de la verdad», claro que se trata de sus verdades, pero no de la tuya ni de la mía.

Te podrán decir:
• ¿Para qué quieres correr?
• ¿Para qué deseas lograr tu sueño?
• Otro día lo puedes hacer
• No es tu tiempo, no es tu momento
• Siempre hay tiempo, no te apures
• ¿Para qué vas a hacer más?
• ¿Para qué vas si no hay premio, si el rey no te va a dar una corona?
• ¿Para qué te esfuerzas, si no hay ni recompensa ni ganancia?

Un anónimo dijo: «El hombre muere cuando deja de aprender». Bill Gates aseguró hace años que 640 kb eran más que suficientes para una persona; hoy seria ridículo afirmarlo. Mientras puedas aprender estarás vivo para realizar tus sueños.

En el transcurso de nuestra vida seguramente nos encontremos con personajes como los descriptos. El objetivo es que a pesar de su existencia, sus estrategias y sus arpones no nos alcancen ni aún nos rocen. Si a una persona le buscas el lado malo, seguramente se lo vas a encontrar, pero si te empecinas en sacar lo mejor de ella,
también podrás hacerlo.

Claro que es mucho mejor quedarse con lo bueno del otro que con sus defectos, pero éste no es el modo de pensar de las personalidades tóxicas. En cuanto a ellas, no hagas nada por cambiarlas, sólo cambia el que desea hacerlo; lo mejor que puedes hacer es evitar al máximo el contacto con este tipo de gente, resguardando así tu estima y tus emociones. Ser libre de todas sus especulaciones te permitirá llegar mucho más rápido al objetivo.Sólo aquel que es libre puede hacer al otro libre.

6. El lado oscuro del control

La vida es un cóctel de decisiones, elecciones, y pensamientos que determinarán nuestra libertad. Nuestros estados de ánimo no son solo sensaciones sino decisiones que establecemos a cada momento. Los acontecimientos pueden ser determinantes a la hora de estar bien o no, pero no dejan de ser consecuencias de decisiones que tomamos en un estado de libertad de elección: soy yo quien decide sentirme mal o bien, sólo yo tengo el control de mi vida y estoy autorizado a elegir lo que es mejor para mí. Es decir, eres tú quien a cada momento decidirás qué valor o estima le darás a cada palabra que recibas. Si nuestro ojo está puesto en el afuera, serán los otros quienes decidan cómo hemos de sentirnos, pero si somos nosotros quienes estamos en control, sabremos cómo cuidarnos y elegir lo que nos conviene.

Sólo cuando puedas ayudarte a ti mismo estarás en condiciones de ayudar a los demás. Necesitas ser el dueño de tu mundo emocional. Tu bienestar no dependerá del trato que recibas de los demás, sino del que tú sepas darte. Ninguna otra persona tiene el poder de hacerte sentir mal a menos que tú le des permiso para que lo haga.

Todos los sentimientos que creamos se originan dentro nuestro, pero así como nacen pueden ser modificados y, si no nos sirven, desechados. Odiar, amar, querer, respetar, son decisiones que nos pertenecen. Es parte de nuestra naturaleza, de nuestra creación, la libertad de elegir, del mismo modo en que está en la naturaleza del esclavo el seguir lo que su amo o «los otros» le impongan. ¿Cuántas veces sentiste resentimiento o bronca por lo que contaron de alguien? Seguramente muchas, aunque fuera bronca que no te competía, pero que padeciste de todas maneras.

¡No convirtamos a los otros en formadores de nuestras emociones! ¡No le otorguemos tal poder! Hoy más que nunca mereces decidir ser feliz.

7. Encuéntrales la vuelta

Personas tóxicas eran quienes le prohibían a Martin Luther King disfrutar de los derechos que tenía un hombre blanco. Hay seres difíciles con las que uno tiene que convivir a diario, ya sea en el trabajo, en la casa o aún cuando decide sentarte en un restaurant y ordenar lo que eligió para comer. Abusos, malos tratos, impulsividades, negativas, desencantos, y frustraciones son las que vivimos la mayor parte del tiempo. Se trata de personas que a diario se proponen intimidarte y coartar tus sueños.

Gente difícil, tóxica, que sin embargo, de ninguna manera puede convertirse en la excusa perfecta de tu frustración; todo lo contrario, necesitas convertirla en detonante de tus éxitos. Si te dicen que no se puede, es porque sí puedes. Si te dicen que es inútil que sigas insistiendo, tú sigue golpeando porque la puerta se abrirá.

Si te dicen que no vale la pena, tú insiste, porque seguramente en la negativa está escondida tu prosperidad. Los «no» de los otros son los «sí» de los que no dependen ni de las palabras ni de las emociones de nadie. No te enfoques en las personas, enfócate en los objetivos. No te detengas a evaluar ni a entender a nadie. Tu objetivo no es comprender ni justificar las actitudes de los otros, sino las tuyas, lograr la visión correctiva necesaria y seguir hacia la meta.

Frente a los tóxicos, no te enojes, no te amargues, sé astuto e inteligente:
• No te ofusques: si te enojas generarás una pelea y en toda batalla hay heridos
• Busca el lado positivo: aprende de ellos lo que no hay que hacer y revierte a tu favor la situación.
De esta forma aprenderás a ser libre de la gente tóxica, a definir con inteligencia tus nuevas relaciones y a saber que de acuerdo a las personas a las que les permitas estar a tu lado será el mundo que construyas.

8. La ley de la siembra

¿Cuántas veces regalaste algo y a pesar de que esperabas que te dieran las gracias ésto no sucedió y te frustraste? ¿Te ocurrió que te quedaste sin dormir toda la noche terminando el informe que te pidieron en la oficina pero al día siguiente, cuando lo entregaste, te dijeron que ya no lo necesitaban y entonces pensaste: «¿por qué no me llamaron y me avisaron?» ¿Cuántas veces eres tú el que llama para los cumpleaños de todos tus familiares, pero cuando es el tuyo, pareciera que no importara, que todos se olvidan de ti? ¿A cuántos seguramente hiciste favores pero cuando los necesitaste tú era como si se los hubiera tragado la tierra?

A diario depositamos cientos de expectativas en los otros, esperamos que nos respondan de la misma manera en que nosotros lo hicimos, pero ésto no siempre sucede así. Si bien hay personas que son agradecidas y saben el valor de tu accionar, otras no lo son. Algunas responden con la misma moneda, otras no. Y tú no podrás cambiarlas. «Si recibimos lo que esperamos nos alegramos, si no, nos decepcionamos», y una vez más nuestras expectativas están mal ubicadas. Si recibes lo que esperabas, es un bono extra, bienvenido sea, y si no, sigue adelante, no te detengas para escuchar las gracias.

Lo que hagas, hazlo de corazón, porque el que sirve es más grande que el servido. No esperes recompensa. Siembra en los otros, y sin darte cuenta, un día, esa siembra te va a recompensar. La cosecha será tan grande que no va a caber en tus manos. Lo que hagas por los otros, en algún momento, quizás otra persona lo hará por ti. No importa el tiempo que se tarde, si sembraste, cosecharás.

Lava los pies de los otros, cálzate y sigue caminando; esas pisadas que dejaste en el camino, en algún momento te van a alcanzar. La calidad y la cantidad de tu bendición empiezan y terminan siempre en ti y en los tuyos. ¡ No lo olvides!

9. Libre de la gente

Hay personalidades tóxicas que anhelan todo lo que tú tienes: hasta tus desgracias o dificultades son añoradas por ellas. Se trata de personas que no pudieron encontrar un sentido, un rumbo a sus vidas y entonces deciden pegarse como abejorros a tu existencia, hasta aún «chupar tu propia sangre». Son personas que no son arquitectos de su propio destino sino que deciden recorrer el trayecto «Y el que da semilla al que siembra, y pan al que come, proveerá y multiplicará su sementera, y aumentará los frutos de su justicia, y será enriquecido en todo para la liberalidad.»

Miles de humanos viven a diario historias que no han escrito, trabajan por propósitos que no les pertenecen, viven de sobras y no en la abundancia. Quieren tu puesto de trabajo, tu salario, tus amigos, tu familia, tu sencillez, tu carisma, tus hijos, pero no están dispuestos a hacer el mínimo cambio en sus vidas para que lo mejor y lo que les pertenece a ellos llegue a su existencia. Invierten más tiempo en envidiar e idealizar tu lugar y tu vida que en elegir, decidir y accionar para que lo mejor llegue también a las
suyas.

En muchas oportunidades, sientes pena por ellos y tratas por todos los medios de ayudarlos a cambiar. Te abres, los dejas entrar a tu casa y sin darte cuenta, los habilitas para la estocada final. Si hay algo para cambiar en ellos, la decisión no dependerá de ti, sino del individuo que tenga la necesidad y la voluntad de encarar una transformación en su vida y de encontrar la forma de relacionarse sanamente con los otros. La gente que cambia es la gente que quiere cambiar.

Cada persona ha sido creada con una cuota única de habilidades, dones, facultades y talentos que sólo pueden ser descubiertos por ella misma. Cada uno de nosotros tenemos una conciencia y un espíritu que nos permite darnos cuenta de aquello que es una continua piedra de tropiezo; dependerá pues de cada uno de nosotros que demos unos pasos y la corramos para seguir avanzando.

Somos seres independientes, únicos, inigualables, libres. Nadie es igual a mí y yo no soy igual a nadie. ¡Qué bendición! Cómo sería esta vida si fuésemos clones los unos de los otros. Nuestra creación es perfecta: somos seres libres y únicos, independientes, con voluntad, dominio propio, conciencia, alma, mente y espíritu originales. ¡Qué bueno es poder gozar de esta libertad y decidir quienes realmente queremos ser!

Sólo tú puedes crear tu propio triunfo, sólo tú eres capaz de establecer y definir cuándo alcanzaste el éxito. Tu marca es personal. Tu victoria te hará recordar quién eres, de qué estás hecho y los sueños por los que viviste y diste todo de ti. Llegar a la meta requiere de coraje, valor y convicción.
Primero tienes que reconocer que nadie te debe nada y que tú no le debes nada a nadie, que el mundo llegó antes que tú.

Imagina qué felicidad es saber que lo que hoy tienes es el resultado de que no bajaste los brazos y desafiaste a los imposibles, que la limitación y las frustraciones de los otros no te detuvieron y que eres el autor y el artífice de tu propio destino. Es fantástico tener las cuentas en cero. Abraham Lincoln dijo: «Las cosas quizá lleguen a quienes esperan, pero sólo aquellas desechadas por quienes se esfuerzan.»¡Qué bueno es poder decir: «Vida, no te debo nada no me debes nada, las cuentas están saldadas. Crea tu propia vida, que yo me encargo de la mía.»

Bernardo Stamateas, Gente Tóxica